Rancho El Oso cumple el sueño de un hombre cuyos primeros años de vida transcurrieron en la sierra duranguense. Después de adquirirlo, su propietario inició con el reto de ayudarle a la naturaleza a recuperar la depredación causada por el hombre en este lugar, ya que Otinapa fue un centro maderero que tuvo su auge en la primera mitad del Siglo XX.
Hoy en día, después de una labor de años para reforestar, se han creado represas para evitar la erosión del suelo, no se permite ni la caza ni la tala de árboles, entre otras acciones que han ayudado a la naturaleza a recuperarse poco a poco,
Rancho El Oso abre sus puertas a quienes desean disfrutar de la majestuosidad de la Sierra Madre Occidental en un espacio totalmente sustentable en donde se cría ganado bovino de leche de la raza Normando, borregos que ayudan a abonar el suelo de manera natural, todo en un entorno orientado a proveer a los condóminos comida orgánica.